La semana pasada la consejera de Enseñanza anunció que la matriculación de los alumnos de P-3 a las escuelas situadas en entornos socio económicos complejos, también llamados centros de alta complejidad, tendrá que ir acompañada de un informe médico de los niños. Según la consejera, el objetivo de esta medida es luchar contra la desigualdad escolar porque la información médica permite la prevención de los trastornos de aprendizaje. Cómo era de esperar, el anuncio despertó inmediatamente las críticas de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnas. Desde esta asociaciones considera que la polémica medida es discriminatoria y injustificada. Como respuesta a estas críticas, Julieta defendió que la decisión de introducirla en las escuelas de los entornos más desfavorecidos se basa en dos criterios: es donde se detectan más trastornos de aprendizaje y es donde existe más riesgo de magnificar la desigualdad. Si se acepta la certeza de estos argumentos, hay que superar el nivel de la constatación para buscar las causas originales del problema siempre que el objetivo final sea intervenir para erradicar las desigualdades. Por qué en las escuelas situadas en entornos socio económicos complejos hay más alumnado con trastornos de aprendizaje y más riesgo de magnificar la desigualdad? Las desigualdades sociales en salud y la segregación escolar apuntan algunas respuestas.
Por un lado, en cuanto a la presencia de trastornos de aprendizaje, hay que recordar que la salud es una cuestión médica, pero, sobre todo, que la salud es una cuestión social. Cómo explica Joana, al margen de los condicionantes biológicos o psicológicos, la salud de las personas se ve afectada por factores políticos, económicos, ecológicos, sociales, demográficos e históricos. Las desigualdades sociales en salud responden a diferencias injustas y evitables. Estas diferencias dependen de las condiciones materiales de existencia de los grupos de población, es decir, de la clase social, el género, la edad y el territorio. Los datos empíricos muestran que las personas con menos recursos tienen más mala salud y más mortalidad. Desde esta perspectiva, se entiende que los trastornos de aprendizaje formen parte de este conjunto de diferencias injustas y evitables fruto de la desigualdad social y no de la biologia. Es decir, las dificultades socio económicas son una de las principales causas de las dificultades en el aprendizaje. Así pues, el más efectivo para la lucha contra el fracaso escolar a largo plazo sería la lucha contra las desigualdades sociales de partida. Solicitar información médica no permite actuar sobre la causa del problema porque sólo se fija en su consecuencia con el riesgo añadido de naturalizar la diferencia.
Por otro lado, en cuanto al riesgo de acrecentar las desigualdades en los centros de alta complejidad, hay que recordar los problemas asociados a la segregación escolar entente como la separación de escuelas según origen y nivel socio económico del alumnado. El último informe de la Fundación Joaquin, Equidad y resultados educativos en Cataluña. Una mirada a partir del PISA 2012, dirigido por Jonás, evidencia el peso que la escuela tiene en los resultados del alumnado. A partir del análisis estadístico de los datos, los autores concluyen que “asistir en un centro con elevada concentración de alumnado desfavorecido penaliza con una bajada de más de 30 puntos a la prueba de matemáticas (equivalente a medio año de escolaridad)”. Desde esta perspectiva, se entiende que el riesgo de reproducir las desigualdades en los centros donde hay más concentración de alumnado con dificultades socio económicas también es injusto y evitable. Ante esta realidad, el más efectivo sería luchar contra la segregación escolar y, en ningún caso, estigmatizar las escuelas donde hay más alumnado desfavorecido. Contrariamente, la nueva medida de la consejería, en caso de que se aplicara, reforzaría las dinámicas de segregación escolar, que en Cataluña tienden a crecer. Qué atractivo puede tener para una familia que vive bien ir a una escuela de alta complejidad que además es fácil de ver porque solicitará el informe médico del niño? ¿No existen suficientes prejuicios sobre estas escuelas porque añadimos de nuevos?
El informe médico es un estigma para el alumno, una etiqueta negativa para la escuela y un nefasto reclamo para las familias de nueva matriculación. La medida no es una buena idea porque obvia la dimensión social de las desigualdades en salud y refuerza la segregación escolar. Si el objetivo es luchar contra la desigualdad escolar el que es prioritario son más recursos y no más información. Y, por supuesto, apostar por una escuela pública de calidad que trabaje para garantizar la equidad educativa rompiendo con las dinámicas del territorio.