Los ácidos grasos hidrogenados o “trans”, son más económicas que las grasas animales, al cabo que disponen de las mismas propiedades que estas. Además, son más económicas que el aceite de palma y otras fuentes de grasas saturadas.
Características generales de las grasas Trans
Las grasas trans son muy estables al calor y resisten mejor la temperatura de fritura que los aceites vegetales, dado que son grasas que, difícilmente, se oxidan y/o se tornan rancias.
En tal virtud, se las utiliza para la fritura de las famosas patatas chips y muchos otros alimentos que se fríen industrialmente. Además resisten altas temperaturas y aumentan la vida útil de los productos elaborados con estas grasas.
Se utilizan, principalmente, para la elaboración de productos alimenticios industriales, como es el caso de algunas galletas, los donuts, los chips de bolsa, la bollería y los pasteles industriales.
Mediante la hidrogenación, se convierte un aceite vegetal en sólido, lo cual les aporta consistencia a aquellos productos industriales, tratándose de algo similar a lo que sucede con la mantequilla y con la manteca de cerdo, pero a nivel industrial.
Como ya lo aludíamos, las grasas hidrogenadas son menos costosas y cuentan con mayor estabilidad. A nivel doméstico, la grasa hidrogenada se utiliza como un buen sustituto vegetal de la mantequilla, formando parte de la margarina.
Algunos inconvenientes de las grasas hidrogenadas. Otras de sus características
Sin embargo, en lo que a Europa respecta, son cada vez menos las marcas fabricantes de margarinas que utilizan estas grasas, dado que se ha descubierto que son perjudiciales para la salud.
Son perjudiciales, en tanto que colaboran con la aparición de algunas enfermedades cardiovasculares y aumentan los niveles de colesterol en sangre.
En lo que respecta, específicamente, a la estabilidad de las grasas trans o hidrogenadas, tenemos que los ácidos grasos saturados son los más estables, seguidos de los monoinsaturados y, luego, por los poliinsaturados.
Esto, debido a las llamadas “Fuerzas de Van der Waals”, que actúan brindándoles rigidez a las moléculas de grasa.
En otras palabras: cuanto más insaturada sea una grasa o un aceite vegetal, mayor será su predisposición a la oxidación y/o al enranciamiento.
Las grasas poliinsaturadas son las más propensas a humear y a tornarse rancias, lo que sucede con los aceites de semillas (como el de girasol) que son ricos en este tipo de grasa.
Tal y como lo hemos aludido, las grasas hidrogenadas se han ido descartando, para algunos de los productos alimenticios industriales.
Recién se les empezaron a utilizar a nivel industrial y, de paso, a comercializarse los productos fabricados mediante estas grasas, no se pensó que hubieran de ser perjudiciales para la salud cardiovascular.
Sin embargo, y con el paso de los años, se ha descubierto que aumentan los niveles de colesterol malo y de colesterol total lo que, a su vez, redunda en el aumento de las posibilidades de la aparición en problemas cardiovasculares.
A este último respecto, precisemos que las enfermedades cardiovasculares son una de las causas más importantes de mortalidad y de morbilidad en Europa.
Además para su obtención se utilizan tanques de Paladio que se sabe dejan una traza del metal en las grasas hidrogenadas, siendo un tóxico potencial y carcinógeno demostrado en ratones