Muchos de vosotros al leer el título del artículo os habréis llevado las manos a la cabeza, ¿verdad?, ya que estaréis pensando que tiene que ver los imanes con la enfermedad.
Combatir la malaria es posible gracias a los imanes
También conocida como Paludismo, la malaria es una enfermedad cuyo vector es el mosquito anopheles hembra, el cual a través de su inoculación transmite al cuerpo humano un parasito llamado Plasmodium.
Una vez el parasito ingresa en el individuo, migra al hígado donde procede a multiplicarse muy rápido para pasar al torrente sanguíneo, llevando la infección al resto de los órganos del cuerpo y provocando una generalización de esta, lo cual coloca en riesgo de muerte al individuo si no se trata la enfermedad oportunamente.
La malaria es una de las patologías más remotas que existen dado algunos indicativos que dan cuenta de la presencia de esta en la prehistoria.
La malaria es una enfermedad difícil de curar
Hoy día aún persisten zonas de riesgo de contraer la enfermedad, tales como el Centro y Sudamérica, África, Asia, Europa del Este y Sur del pacifico, incluso algunas regiones caribeñas. Estudios de la OMS señalan que para el 2013 se infectaron de malaria 198 millones de individuos de los que 584 mil fallecieron por su causa.
Factores de riesgo
Para el viajero, sobre todo el frecuente, el riesgo de infección supone un problema permanente y este se pronuncia en base a sus destinos e itinerarios, tiempo del viaje, en que temporada viaja, su ubicación en función de las zonas donde se reproduce y prevalece el mosquito, entre otras.
El anopheles, principal fuente de infección de la malaria, solo pica desde que anochece hasta que amanece, pero existe otra fuente de contagio que implica las transfusiones de sangre o punciones al individuo con jeringas reusadas e infectadas.
Cuáles son los síntomas frecuentes
Lamentablemente, los síntomas pueden ser confundidos con los de una patología de origen viral, por lo que hay que prestar atención adicional a estos sobre todo si se ha estado expuesto a zonas sensibles a la propagación de malaria ya que, de no tratar los síntomas a tiempo, el desenlace es la muerte del individuo.
Dicho esto, los principales síntomas son: Cefalea, dolores musculares, cuadros febriles intermitentes, vómitos, escalofríos y malestar general.
Es importante saber que la enfermedad se manifiesta generalmente a partir del séptimo día con énfasis entre el día diez y el quince; así mismo si un individuo que se sabe expuesto por viajes recientes y que presenta cuadros febriles dentro de los siguientes tres meses, necesita acudir al médico urgente para descartar.
¿Qué tienen que ver los imanes en esto?
Los parásitos que causan la enfermedad consumen células rojas de la sangre, pero no pueden digerir el hierro que existe en esas células.
En cambio, los parásitos concentran el hierro en cristales en forma de bastoncillos que permanecen en el torrente sanguíneo de la persona infectada y así aparecen en una muestra de sangre.
Así que la clave de su avance está utilizando el hierro que hay en la sangre como marcador de la enfermedad y es ahí es donde los imanes entran en juego, ya que insertando una gota de sangre, mezclada con un poco de agua en la máquina RAM, donde los imanes crean un campo magnético alrededor de la muestra, es cuando se podrá saber si una persona tiene o no tiene malaria.